sábado, 26 de febrero de 2011
HISTORIA DE GUATEMALA
Guatemala es una república calida que ha pasado diferentes períodos históricos. Sus primeros habitantes crearon la cultura maya. Posteriormente fue sacudida por la guerra ocurrida con la invasión de los españoles. Estuvo bajo el poder Español durante la colonia, y en el siglo XIX logra su independencia junto a Centroamérica . Sucedida por guerras entre Conservadores y Liberales, que llevarían a la desintegración de la Federación Centroamericana. Las disputas continuaron entre ambos grupos hasta finales del siglo XIX, estando primero bajo el poder de los conservadores y luego de los liberales. Manuel Estrada Cabrera fue el presiente que logró mantenerse durante más tiempo en el poder. En el siglo XX cesó La lucha liberal-conservadora. Durante ese tiempo Guatemala fue sacudida por disputas y guerras dentro del contexto de Guerra Fría. Primero la Revolución de 1944, de carácter socialista, posteriormente la contrarevolución de 1954, capitalista, que se desenvolvería posteriormente en un período de inestabilidad política, con golpes de estado y elecciones fraudulentas entre los mismos. paralelo al movimiento guerrillero y a la lucha armada interna. Tras la transición a la democracia, se logra la firmar los Acuerdos de Paz, y empieza una nueva época en Guatemala, caracterizada por visión de una mejor Guatemala, pero frustrada, en parte, por el crecimiento de la delincuencia interna y la crisis económica mundial. Ésta es la historia de un país que ha pasado por una gran experiencia, de esplendor precolombino, de invasión española, de colonia, de independencia, de unión centroamericana y secesión de la misma, de gobiernos conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, de revoluciones, de guerra interna, de genocidio, de golpes de estado, intervención extranjera, de de democracia, de paz, de esplendor científico y literario, pero que a pesar de las dificultades, sigue su camino de la historia.
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4 comentarios:
Diferentes grupos poblaron [el territorio que hoy es[Guatemala]] durante la época también conocida como precolombina, sin embargo la más importante fue la civilización maya.Los mayas gobernaron la mayor parte de Petén, pero hicieron edificaciones de templos y ciudades en las regiones altas de Guatemala.
La Civilización Maya floreció en la mayor parte de lo que hoy es Guatemala y sus regiones circundantes, durante aproximadamente 2.000 años, antes de la llegada de los españoles. Su historia se divide en tres períodos: pre-clásico, clásico y postclásico, siendo durante el período clásico cuando esta civilización tiene sus principales adelantos científicos y culturales. Sin embargo, las naciones originales continuaron existiendo durante la colonización española, y hoy en día aún pueblan la región. La mayor parte de las Grandes Ciudades Clásicas Mayas de la región del Petén y las tierras bajas del norte de Guatemala, fueron abandonadas alrededor del año 1000 a. C. Los estados postclásicos de las tierras altas centrales -como el reino de los quichés en Q'umarkaj (Utatlán)- sin embargo, prosperaban todavía hasta la llegada del conquistador español Don Pedro de Alvarado y Contreras entre 1523-1527.
Los pobladores nativos de las tierras altas de Guatemala, como los cakchiqueles, mam, quiché y tzutujiles, y los Kek'chi en las tierras bajas del norte Guatemalteco aún forman una parte significativa de la población guatemalteca.
Fue en 1523 que los conquistadores españoles ingresaron por su parte occidental (Actualmente Quetzaltenago), provenientes desde la Nueva España. Todos ellos liderados por el Capitán y lugarteniente Don Pedro de Alvarado. Enfrentándose primero con los k'iches y aliándose después con los cakchiqueles, logró fundar su primera Villa el 25 de julio de 1524 en las cercanías de Iximché, capital de los cakchiqueles, dándole por nombre Ciudad de Santiago en honor al conocido Apóstol Mayor.
El 22 de noviembre de 1527, se trasladó la ciudad y ésta fue destruida en la madrugada del 11 de septiembre de 1541 por un alud de lodo y piedras que provino de la cima del Volcán de Agua (Volcán Hunahpú, como lo conocían los indígenas) sepultando a la entonces capital de la región; enterrando a la ciudad con la mayoría de sus habitantes, donde también pereció la primera Gobernadora que ha tenido América: Doña Beatriz de la Cueva, viuda de Don Pedro de Alvarado. Esto obligó a que de nuevo fuera trasladada 6 kilómetros más abajo, al Valle de Panchoy, en lo que actualmente es hoy la Ciudad de Antigua Guatemala. El 10 de marzo de 1543 el Ayuntamiento celebró allí su primera sesión. La ciudad, ya en su tercer asiento oficial, conservó el mismo escudo de armas otorgado en Medina de Campo por real cédula del 28 de julio de 1532. También el 10 de marzo de 1566 el Rey Felipe II la condecoró con la merced del título de “Muy Noble y Muy Leal Ciudad”. Fue la tercera ciudad en importancia en América después de México y Lima, de donde irradió la cultura y gozó de bien merecido prestigio. Así se inició al Período Colonial de Guatemala.
Durante este período colonial, que duró casi 300 años, Guatemala fue una capitanía general (Capitanía General de Guatemala) que a su vez dependía del Virreinato de la Nueva España (hoy México). Se extendía desde la región del Soconusco —ahora en el sur de México (estado de Chiapas)— hasta Costa Rica. Esta región no fue tan rica en minerales y metales como México y Perú. Sin embargo, se destaco principalmente en la producción agrícola. Sus principales recursos fueron la caña de azúcar, el cacao, las maderas preciosas y tinta de añil para teñir textiles.
Los estudios universitarios aparecen en Guatemala desde mediados del Siglo XVI, cuando el primer Obispo del reino de Guatemala, Licenciado Don Francisco Marroquín, funda el Colegio Universitario de Santo Tomás, en el año de 1562, siendo ésta una de las primeras universidades del nuevo mundo.
El recién llegado Presidente Don Martín de Mayorga solicitó al Monarca de España el 21 de julio de 1775 la traslación de Antigua Guatemala siempre vulnerable a erupciones volcánicas, inundaciones, y terremotos. Antigua había sido destruida por dos terremotos en 1773, pero los remanentes de su arquitectura española colonial fueron conservados como un monumento nacional. La Ciudad de Guatemala moderna, fue oficializado el cuarto asentamiento el 2 de enero de 1776 con una primera sesión del ayuntamiento por el gobernador de la Audiencia Matías de Gálvez y Gallardo sobre las bases del llamado Establecimiento Provisional de La Ermita. Por real orden dada en Aranjuez el 23 de mayo de 1776 se extinguió el nombre de Santiago y se adoptó el de Nueva Guatemala de la Asunción que, con el correr del tiempo es conocida en la actualidad como Ciudad de Guatemala, logrando convertirse con los años en la ciudad más grande y populosa de todo el istmo.
La región siguió floreciendo. Industrias como las del añil, el cacao y la caña de azúcar, florecieron durante todo el período colonial de Guatemala, creando grandes riquezas y permitiendo el desarrollo de otras industrias, cuyo auge duró hasta finales del Siglo XVIII. Queriendo abrir otras opciones comerciales y por no interesarse lo económicos y políticos, la élite criolla guatemalteca declaró su independencia de la Corona Española el 15 de septiembre de 1821. La nueva república guatemalteca incluía las regiones del Soconusco, y lo que ahora son los países de El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Costa Rica. Sus 1,5 millones de habitantes estaban concentrados en sus centros urbanos.
Los últimos decenios del siglo XVIII significaron para la corona española un inmenso derroche de energías —humanas y económicas— destinadas a soportar y llevar a buen término repetidos proyectos bélicos en los que se vio envuelta. Fruto de celos expansionistas, como de avances político-económicos, habían colocado a España en una situación bastante difícil: no era factible sucumbir ante el poderío de las potencias vecinas, pero hacer frente a tales empresas bélicas le significaba innumerables sacrificios humanos y económicos. Por otro lado, sus vastas posesiones de ultramar eran de por sí otra gran empresa en la que debía invertir semejantes energías y recursos, aunque de diversa manera; así como velar por ellas como un valioso tesoro sobre el que tenían puestos los ojos propios y extraños. Aspecto importante que merecía obligados desvelos por parte de la alta burocracia real española, así como los esfuerzos e inversiones ya señalados, era el tráfico comercial-marítimo que sostenía la metrópoli y sus colonias. Por medio de él, podía detectarse el pulso y ritmo de las relaciones entre ambos continentes. Esa inquietud real sobre el mantenimiento y conservación de una relación continua en el ámbito comercial puede explicarse por los factores que la constituían, como lo eran, por un lado la riqueza en metales preciosos y materias primas que América proporcionaba, así como el mercado de consumo que ella misma significaba para los géneros y productos peninsulares. Ese intercambio, las más de las veces desigual para las colonias ultramarinas, suponía un renglón considerable en la economía real peninsular. De allí su constante vigilancia y protección, manifiesta en toda una serie de disposiciones reales que —durante casi tres siglos— guardan una línea clara de pensamiento: la conservación, en exclusividad, del comercio con las colonias como algo inherente e imaginable sólo para la corona española, sin llegar a contemplar la injerencia en dicha relación, de otras naciones. La guerra sostenida con Inglaterra en los últimos años del siglo XVIII planteó difíciles problemas a esa relación comercial, ya que las fuerzas inglesas conocían bien los puntos neurálgicos de la economía española y los atacaron frontalmente.
Tras un breve período de incertidumbre política, el 5 de enero de 1822, las provincias centroamericanas fueron anexadas al Imperio Mexicano, una idea de Agustín de Iturbide para contrarrestar la expansión estadounidense. El Imperio Mexicano fue una monarquía que desembocase en una unión de lo que fueron habitantes del Virreinato de Nueva España bajo una bandera única, católica y poderosa. Sin embargo un año más tarde, el imperio se colapsó y militares republicanos instauraron una democracia y un estado mexicano; Guatemala y sus provincias se separaron de él (exceptuando Chiapas y Soconusco, que permaneció junto a México) declarando de nuevo su independencia y pasando a formar las Provincias Unidas de Centroamérica en julio de 1823.
Las Provincias Unidas de Centroamérica eran una iniciativa con una Constitución democrática, liberal y reformista. Sin embargo los más conservadores no querían perder su poder económico y social y desde un principio hubo inestabilidad y desigualdad en las diversas regiones. Rafael Carrera y Turcios de Guatemala contribuyó decisivamente en la organización de la rebelión contra el gobierno federal y la ruptura de la Unión (que desaparecería en 1839), que entraría en una guerra civil (1838-1840) que acabaría con la conformación de Guatemala como estado independiente, así como los estados centroamericanos que hoy en día conocemos. (Véase: Historia de América Central).
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