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EN GUATEMALA SE A DEMOCRATIZADO LA CORRUPCIÓN A LOS MAS ALTOS NIVELES DEL GOBIERNO EJECUTIVO, EL LEGISLATIVO, EL JUDICIAL, MINISTERIO PUBLICO, POLICIA NACIONAL, MUNICIPALIDADES, ORGANISMOS AUTÓNOMOS (UNIVERSIDADES, PUERTOS Y AEROPUERTOS, SAT Aduanas e Intendencias de Recaudasion) .
Haciendo eco de todos los focos que están dirigidos a excavar muy hondo en el lodo interminable de la Corrupción, flagelo descarado que carcome los bienes y desarrollo de nuestros pueblos Latinoamericanos, sin excepción alguna. Todos los Recursos del Estado están al alcance de los que en su infinita memoria guardaron que al ganar las elecciones tendrían que poseer todos esos bienes, para ser los grandes nuevos Ricos, y así verse realizados. Los datos de Transparencia Internacional son mas que elocuentes con nuestra realidad, ocupamos el puesto 156 de 176 países del mundo, en el aspecto de Transparencia y Corrupción.
Ahora los que Roban no solo son los Altos Cargos, sino también los de mediana y baja categoría, a eso le llamamos la democratización de la corrupción, porque todos tienen oportunidad de robar el erario publico.
compartimos un gran reportaje difundido por la revista Nexos de México, en la cual se retrata en cuerpo entero nuestra desgracia, porque todos y cado uno de los poderes del estado de Guatemala, están igual o peor que nuestro vecino país.
REVISTA NEXOS, MEXICO
LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA CORRUPCIÓN
La corrupción política es el abuso de la autoridad pública para un
beneficio privado. Tiene diferentes modalidades, entre ellas el peculado
o la malversación de recursos públicos, el enriquecimiento ilícito, el
tráfico de influencias, el soborno a gran escala (para obtener un
contrato, por ejemplo), el soborno a pequeña escala (la “mordida”),
entre otros.
Medir la corrupción es un ejercicio complejo y controvertido porque se trata de “medir” lo inobservable. Salvo que exista evidencia grabada o un cheque con la leyenda “soborno”, lo único observable son las declaraciones de los acusados, las percepciones de los ciudadanos o las consecuencias de la corrupción (por ejemplo, obra pública de baja calidad o precios inflados), pero aun en este caso se trata de derivaciones probables de la corrupción, no de hechos directos del acto corruptor.
Transparencia Internacional (TI) fue el primer organismo en medir la corrupción mediante el Índice de Percepciones de la Corrupción, construido con base en encuestas de opinión a inversionistas, analistas de riesgo político y público en general. El índice se publica desde 1995 y mide la percepción sobre el grado de corrupción entre funcionarios de gobierno y políticos de un país —arroja un número que es el promedio de hasta 16 encuestas diferentes. A pesar de sus limitaciones por basarse en percepciones más que en la ocurrencia real de la corrupción, el índice de TI se ha convertido en el medidor más comentado y usado para generar conciencia sobre el problema y motivar a la acción.
Se han desarrollado otros indicadores, entre ellos el Índice de Control de la Corrupción del Banco Mundial, el Barómetro Global de la Corrupción y el Índice de Fuentes de Soborno (estos dos últimos elaborados por TI).1 Para trascender las limitaciones de los indicadores de percepciones, se han diseñado también medidas de la ocurrencia efectiva de la corrupción, como por ejemplo el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno de Transparencia Mexicana, en el que para su elaboración se pregunta a los encuestados sobre el número y tamaño de pagos que hacen para facilitar el acceso a servicios públicos.
Qué dicen los datos sobre México?
Sin excepción, todos los indicadores disponibles señalan que México padece un problema grave de corrupción y que sus altos niveles no mejoraron con la alternancia política de 2000. Más aún, se observa una tendencia de deterioro, que aunque moderada, sugiere que el problema ha empeorado lejos de mejorar como era la expectativa cuando Vicente Fox llegó a la presidencia de la República.
El Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional colocaba a México con una calificación reprobatoria de 3.3 en 2000. El Índice va de 1 a 10, siendo 1 el máximo nivel de corrupción y 10 el grado máximo de integridad y honestidad. En 2010, cuando presuntamente México debía haber mejorado como resultado de la alternancia, el país sin embargo cayó: pasó de una calificación de 3.3 diez años antes a una de 3.1, ubicándose en el lugar 98 de 178 países incluidos en esa medición (ver gráfica 1).